La lactancia en lechones, es un proceso fundamental en el desarrollo temprano de los porcinos, el cual influye directamente en su salud, crecimiento, y ayudan al sistema inmunológico y fisiológico. En esta etapa inicial de la vida, los lechones dependen completamente de la leche materna para obtener los nutrientes esenciales, como lo son proteínas, grasas, vitaminas y minerales.
La leche materna, además de proporcionar a los lechones los nutrientes esenciales, esta fortalece su sistema inmunológico y ayuda a defenderse de enfermedades. Este aporte de inmunoglobulinas, conocido como transferencia pasiva de inmunidad, es particularmente importante, ya que los lechones nacen con un sistema inmunológico inmaduro y no pueden producir anticuerpos por sí mismos durante los primeros días de vida.
El proceso de lactancia en los lechones generalmente dura entre 3 y 4 semanas, dependiendo del sistema de manejo y las condiciones de la granja. Durante este período, los lechones se alimentan de la leche materna, lo que les permite un crecimiento rápido y una excelente ganancia de peso. La cantidad de leche que la madre puede producir varía según su salud, raza y nutrición. Las cerdas bien alimentadas y en buen estado físico, son capaces de producir más leche, lo que mejora la tasa de crecimiento de sus lechones.
Sin embargo, no siempre todos los lechones tienen acceso igualitario a la leche materna. Los lechones más débiles o los que nacen en posiciones menos favorables dentro de la camada pueden tener dificultades para alcanzar las ubres de la madre. En estos casos, los porcicultores deben tomar medidas para asegurar que cada lechón reciba suficiente alimento, implementando estrategias como la suplementación con leche artificial o la adopción de lechones entre cerdas.
El desarrollo de los lechones también depende de la interacción social que tienen entre ellos durante la lactancia. Los lechones que reciben suficiente leche, experimentan un desarrollo muscular y óseo adecuado, lo que les permite moverse, explorar y competir por la comida. Este comportamiento también facilita el fortalecimiento del sistema inmunológico, ya que el contacto con otros lechones fomenta la transferencia de bacterias beneficiosas y la estimulación de las defensas naturales.
A medida que los lechones se acercan a las 3-4 semanas de edad, comienzan a ser más independientes y a introducir alimentos sólidos en su dieta. En este punto, la lactancia empieza a ser menos esencial, aunque sigue siendo importante para asegurar una transición suave al consumo de alimentos más sólidos. Los lechones que tienen un buen inicio con la lactancia materna, presentan menos riesgos de enfermedades y tienen una mejor tasa de conversión alimenticia, lo que les permite un crecimiento más rápido y una mayor eficiencia en la producción.
Jose de la Vega + Información Internet
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